Cristiano Ronaldo ya ha superado el sofocón de ver la final de la Copa del Rey frente al Barcelona desde la grada de Mestalla. Atrás quedan noches de desasosiego y de enojo por todo lo que ha sucedido alrededor de la lesión en el tendón rotuliano. Al jugador nadie le quita la idea de que dicho percance debió ser descubierto y tratado antes y con otro tacto.
Ha sufrido el portugués por acortar los plazos habida cuenta de que el Real Madrid tiene ante sí la eliminatoria de las semifinales de la Liga de Campeones nada menos que ante el Bayern Munich. Y eso significa mucho porque hace dos años se vio apeado de la final de la máxima competición y ahora hay ganas de revancha.
Pero ahí no acaba el malestar del portugués. Se muerde la lengua para no denunciar la situación médica del primer equipo del Real Madrid y ha comentado en su entorno que ha estado en peligro su participación en el Mundial de Brasil, ya que si hubiese seguido jugando con molestias podía haber llegado un momento en el que se hubiese lesionado y de gravedad.
Eso ya es agua pasada. Lo que le importa es la eliminatoria ante el Bayern y espera llegar en condiciones para el primer encuentro de la eliminatoria, que se disputa este miércoles en el Santiago Bernabéu.
