"Poco días antes del Clásico con el Real Madrid, Dinho me llamó a casa en plena madrugada. Respondí al teléfono y me dijo: 'Andrés, se que son de las 3 de la mañana, pero tengo que decirte una cosa, en junio me voy del Barça. Mi hermano está cerrando un acuerdo con el Real Madrid. Son cifras increíbles a las que no puedo decir que no. Tú eres jóven, puedes entenderme...pero por favor, no se lo digas a nadie en el vestuario o en el club, no me traiciones, me fio de ti más que de ningún otro. Buenas noches, Andrés'. No me dio tiempo a decir nada -continua el manchego- cuando ya me había colgado. El día siguiente estábamos en el campo de entrenamiento y sentía un extraño silencio al rededor. Todo el equipo estaba raro, abrazaban y daban mimos a Ronaldinho como nunca habían hecho antes...Llegó el día del Clásico y en el vestuario del Santiago Bernabéu, Dinho tomó la palabra y dijo: 'Chicos, hoy jugamos un partido importante, ellos son fuertes, pero en estos días he descubierto que somos como una familia. He llamado a cada uno de vosotros en mitad de la noche y os contado en confianza que me voy en junio, pero ninguno de vosotros ha hablado. Después de esto he entendido que estamos dispuestos a morirnos por dentro antes que traicionarnos. Yo me quedo aquí por muchos años...Ahora salgamos al campo y vamos a darle una lección de fútbol a estos de Madrid'".
Esa noche, Ronaldinho jugó uno de los mejores partidos en el Bernabéu y marcó dos goles y cuando salió, el Bernabéu se puso en pie para aplaudirlo.