El ridículo del Barcelona en Lisboa no sólo barrunta un fin de ciclo claro, sino que aún puede ser aún más caro económicamente para las arcas del club blaugrana. La culpa la tiene un jugador que desechó la dirección deportiva culé y que se tomó cumplida venganza en la histórica goleada por 2-8 que les endosó el Bayern de Múnich.
Philippe Coutinho es futbolista del Barça, pero está cedido en el equipo bávaro. El brasileño no tenía sitio en el equipo de Ernesto Valverde (Setién aún estaba en el paro cuando se decidió su marcha), pero en su contrato tiene una cláusula por la que a los 140 millones que pagaron se sumarían 5 más si ganaba la Champions.
En dicho apartado no especificaba con qué equipo, dado que se daba por supuesto que Coutinho iba a jugar en el Barça y no en otro equipo candidato al título, por lo que el equipo culé aceptó la posibilidad de desembolsar 5 millones más, dado que eso, en teoría, iba a significar que habían conquistado la Copa de Europa.
Si el Bayern ganara la Champions, se confirmaría que ha sido uno de los fichajes más ruinosos (de momento) de la historia del Barcelona. Coutinho, para más inri, fue protagonista en los pocos minutos en los que participó en el 2-8: dio una asistencia de gol a Lewandowski, que anotó el sexto, y redondeó la goleada con los dos últimos tantos. Al menos tuvo el detalle de no celebrarlo con efusividad, por respeto a sus excompañeros.
Cuando acabe la presente temporada, la dirección deportiva del Barça (o lo que quede de ella) deberá decidir qué hacer con Coutinho, ya que en el Bayern lejos de perder valor, lo ha ganado. En el contexto de mercado que se va a mover el fútbol postpandemia tienen muy complicado recuperar esos 140 millones si deciden venderlo por lo que deberán consensuar con el sustituto de Setién, que no seguirá, si merece la pena recuperar al brasileño o no.